jueves, 12 de septiembre de 2013

Después de la fotografía de Fred Ritchin

Este libro es una comparación acerca de la vida antes de la era digital y cómo hemos cambiado a partir de ella. Por ejemplo: Actualmente la originalidad de la fotografía está perdiendo significado, ya que a la fotografía digital pueden sacársele mil copias y seguir siendo exactamente iguales a la primera, sin embargo con la fotografía analógica, el original era sumamente importante, era auténtico y tenía la mejor calidad posible. También habla de cómo el fotógrafo hoy en día no es el principal hacedor de su obra, ya que en postproducción otra persona puede cambiar totalmente la foto para hacerla parecer más atractiva. Ritchin dice: “Con cada vez mayor frecuencia, gran parte del proceso fotográfico ocurrirá después de que se accione el obturador. La fotografía se convierte en la investigación inicial, un boceto de la imagen…”. Algo que me agradó del libro fue que en varias ocasiones cita a Susan Sontang y hace una comparación acerca de cómo lo que ella dice ya está un poco fuera de tiempo. Sontang dice que fotografiar un objeto es apropiarse de él, y Ritchin lo refuta diciendo que actualmente con la fotografía digital el objeto no es apropiado, más bien es simulado. Estas comparaciones me hicieron tener un criterio más amplio acerca del libro de Susan Sontang que leímos en la ocasión pasada. El autor da el concepto de la fotografía hipertextual: fotografía que en el momento de darle clic tiene varios hipervínculos que llevan a información adicional sobre la fotografía (imágenes previas, noticias y comentarios acerca de su contexto) para que el espectador pueda ampliar su criterio acerca del porqué de la fotografía, ya que, como dice el libro en varias ocasiones, la foto usualmente abre muchas más preguntas de las que responde. También se hace una comparación con la fotografía análoga, y como ésta al no tener más información disponible que el pie de foto, puede ser encasillada y malinterpretada o simplemente demasiado ambigua. En cambio, actualmente con la foto hipertextual se da oportunidad a que el público tenga diferentes puntos de vista acerca de una sola situación y da pie a comenzar una discusión con el simple hecho de ver una imagen. Me gusta la manera en la que Ritchin critica a la actual sociedad de Estados Unidos, en la que el campo de la fotografía es mayormente comercial, y los fotógrafos que realmente buscan ser auténticos tienen que conseguir becas para subsistir por sus propios medios y hacer su trabajo, ya que las compañías y la prensa quieren sólo fotos atractivas para vender. Avanzar hacia el futuro con ojos ciegos, no necesariamente nos hará más sabios o inteligentes. Internet es un arma muy poderosa, ya que en la red tenemos muchísima información de todas partes del mundo y disponible a todas horas, el problema es que gran parte de esos datos están mal archivados. Por ejemplo: una fotografía puede tener etiquetas muy banales, como “buena fotografía” o “foto del día”, las cuales no nos dicen absolutamente nada acerca del su contenido, y más bien nos confunden y hacen más complicada la búsqueda de información precisa que realmente tenga que ver con lo que buscamos. Otro problema actual, es que por más que estemos en contacto con la red en toda ocasión, hay sucesos de los que no sabemos hasta que es demasiado tarde para actuar. En el libro se dan varios ejemplos, donde las fotos publicadas en la red, se vieron hasta 5 años después de lo que había pasado, cuando ya no podía remediarse. Se me hizo muy interesante que en algunos sitios de internet donde hay imágenes con problemas sociales, haya también un botón al lado que dice: ¿Cómo puedo ayudar?, y donde dice efectivamente como ayudar a solucionar el problema que aparece en la fotografía, y asi poder ser partícipes de un cambio verdadero y no simplemente quedarnos al margen de la observación. Hay una parte del libro que da ejemplos de las posibles estrategias futuras que da la fotografía, como son: usar la fotografía como prevención para mostrar lo que podría pasar en el futuro y evitarlo, mostrar a la fotografía de una manera cubista, con varias realidades posibles y sin una verdad absoluta, o hacer partícipes también a los sujetos fotografiados para que den su propia versión de los hechos, que den su contexto para evitar caer en malinterpretaciones por parte de los fotógrafos foráneos, que no llegaron a conocer el trasfondo de la fotografía tomada. Al final, el autor habla de la física cuántica y cómo la tecnología se irá metiendo cada vez más en nuestras vidas, de manera que no necesitaremos esforzarnos mucho por mantener nuestra memoria, porque habrá fotografías que se conectarán a nuestro cuerpo y nos dirán si ese día estábamos ebrios o cuál era nuestra temperatura corporal. Ritchin acaba reconciliando a la fotografía análoga con la digital diciendo que debemos tener en consideración las posibilidades que nos dan ambas para poder complementarlas y sacar lo mejor que cada una nos ofrece.

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